Somos. Existimos. Respiramos y somos conscientes de que en nuestro cuerpo hay vida, aún estando muchas veces muertos internamente, en nuestros errados pensamientos sobre el propio momento, sobre la experiencia que en sí conlleva vivir. Somos seres vivos y se nos llega a olvidar frente a repeticiones negativas que van llenando de limitaciones a nuestro entorno desde nuestro interior.
Parece que sabemos tanto, nos las damos de listos en innumerables ocasiones. Nos hacemos los sabios y mayores. Cuando en el día a día, se nos queda enorme la sencilla práctica de la humildad, de la compasión, de ponernos en la piel del otro para conocer verdaderamente su estado. Resulta que somos grandes ignorantes de nuestra verdad, del amor que nos procesamos y del que compartimos, dejando a veces, ni las migajas que creemos nos sobran para nosotros.
Vemos sin observar, sin querer ver qué realmente nada es lo que aparenta. Que debiéramos dejar a un lado la intención de dañar, de ocupar tiempo en juzgarnos o siquiera a otros. Nada es como lo vemos, y tampoco aparenta similar. Lo que se alcanza a ver, aún siendo visible puede no tener que ver con lo que conocemos.
Siempre enAmor Agradecida ©AsunAdá
Comentarios